domingo, 26 de octubre de 2014

Habitar los espacios de la paz

Tu puedes golpear a alguien y vencerlo y luego de verlo en el suelo vencido tomar la decisión de seguirlo golpeando, o definitivamente detenerte, la sola decisión de golpear refleja la condición de la naturaleza del hombre pero la decisión de continuar golpeando es un signo claro de nuestra condición caída, y de nuestra relación con Dios, algunos hombres y mujeres son más bendecidos que otros, por causa de su naturaleza, la fuerza física o el poder temporal no son indicios de ventaja o fortaleza , nosotros podemos tener compasión de los hijos de Dios, y en esto logramos gracia divina, la única forma de analizar si somos golpeadores no es decidiendo cuantos puños y patadas hemos dado ultima mente sino que también con el ataque emocional, con el chisme, ataques verbales indirectos, o los imperfectos juicios que hacemos sin conocer toda la verdad, no esa que en nuestra mente finita logramos ver;  cuando le negamos el saludo a alguien sin siquiera haberle dado la oportunidad de socializar, cuando fingimos ignorar a alguien simplemente porque su presencia física o social amenaza nuestro ego, el poder o la fortaleza está en vencer, y se vence esforzándonos por mover los pies en medio del espeso lodo de nuestra naturaleza caída hasta que ese lodo desaparezca, cuando en tu mente y en tu corazón decides, decides perdonar, aceptar, amar, tolerar, simplemente vencer, entonces puedes asirte de la felicidad, entonces empiezas a habitar loes espacios de la paz. 

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