domingo, 26 de octubre de 2014

élder Anderson


Habitar los espacios de la paz

Tu puedes golpear a alguien y vencerlo y luego de verlo en el suelo vencido tomar la decisión de seguirlo golpeando, o definitivamente detenerte, la sola decisión de golpear refleja la condición de la naturaleza del hombre pero la decisión de continuar golpeando es un signo claro de nuestra condición caída, y de nuestra relación con Dios, algunos hombres y mujeres son más bendecidos que otros, por causa de su naturaleza, la fuerza física o el poder temporal no son indicios de ventaja o fortaleza , nosotros podemos tener compasión de los hijos de Dios, y en esto logramos gracia divina, la única forma de analizar si somos golpeadores no es decidiendo cuantos puños y patadas hemos dado ultima mente sino que también con el ataque emocional, con el chisme, ataques verbales indirectos, o los imperfectos juicios que hacemos sin conocer toda la verdad, no esa que en nuestra mente finita logramos ver;  cuando le negamos el saludo a alguien sin siquiera haberle dado la oportunidad de socializar, cuando fingimos ignorar a alguien simplemente porque su presencia física o social amenaza nuestro ego, el poder o la fortaleza está en vencer, y se vence esforzándonos por mover los pies en medio del espeso lodo de nuestra naturaleza caída hasta que ese lodo desaparezca, cuando en tu mente y en tu corazón decides, decides perdonar, aceptar, amar, tolerar, simplemente vencer, entonces puedes asirte de la felicidad, entonces empiezas a habitar loes espacios de la paz. 

Guerras perdidas








“La gente pelea, por fanatismo, por fútbol, por política, por religión, pelean por dinero, pelean por envidias, y en sus contiendas convierten  sus causas justas en causas perdidas, un hombre debe defender sus derechos, y emprender con militancia la tarea de hacerlo, pero cuando sus razones se convierten en odios, sus palabras en venganzas y sus métodos en incitaciones, tales hombres pierden la ruta hacia la justicia, y se confunden, porque llega el momento en que no saben si están defendiendo la verdad o su propio ego, justo en ese momento el hombre pierde la guerra”.

miércoles, 22 de octubre de 2014

martes, 7 de octubre de 2014

Rumbo a mi hogar



A mi lo único que me alegra totalmente al punto de tocar la mas sensible fibra de mi alma hasta hacerme estallar en llanto y alegría indescriptible, son las cosas apacibles del reino de Dios, allí esta toda mi esperanza, y por eso sufro cualquier penalidad, cualquier adversidad, porque que voy rumbo a la ciudad de paredes blancas y colinas invencibles debajo del cielo eterno, y lo único que me asusta es la oscuridad de alguna parte de mi naturaleza que lucho con todas mis fuerzas por vencer, pero yo no me quedare aquí, volveré a mi hogar eterno donde pertenezco y un día decidí para mi, y si tengo que someterme, me someteré, si debo dejar algo, lo dejare, porque no hay para mi un sueño mas loable, ni perfecto.