“La
gente pelea, por fanatismo, por fútbol, por política, por religión, pelean por
dinero, pelean por envidias, y en sus contiendas convierten sus causas justas en causas perdidas, un
hombre debe defender sus derechos, y emprender con militancia la tarea de
hacerlo, pero cuando sus razones se convierten en odios, sus palabras en
venganzas y sus métodos en incitaciones, tales hombres pierden la ruta hacia la
justicia, y se confunden, porque llega el momento en que no saben si están
defendiendo la verdad o su propio ego, justo en ese momento el hombre pierde la
guerra”.
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