Tu
puedes golpear a alguien y vencerlo y luego de verlo en el suelo vencido tomar
la decisión de seguirlo golpeando, o definitivamente detenerte, la sola
decisión de golpear refleja la condición de la naturaleza del hombre pero la
decisión de continuar golpeando es un signo claro de nuestra condición caída, y
de nuestra relación con Dios, algunos hombres y mujeres son más bendecidos que
otros, por causa de su naturaleza, la fuerza física o el poder temporal no son
indicios de ventaja o fortaleza , nosotros podemos tener compasión de los hijos
de Dios, y en esto logramos gracia divina, la única forma de analizar si somos
golpeadores no es decidiendo cuantos puños y patadas hemos dado ultima mente
sino que también con el ataque emocional, con el chisme, ataques verbales
indirectos, o los imperfectos juicios que hacemos sin conocer toda la verdad, no
esa que en nuestra mente finita logramos ver; cuando le negamos el saludo a alguien sin
siquiera haberle dado la oportunidad de socializar, cuando fingimos ignorar a
alguien simplemente porque su presencia física o social amenaza nuestro ego, el
poder o la fortaleza está en vencer, y se vence esforzándonos por mover los
pies en medio del espeso lodo de nuestra naturaleza caída hasta que ese lodo
desaparezca, cuando en tu mente y en tu corazón decides, decides perdonar,
aceptar, amar, tolerar, simplemente vencer, entonces puedes asirte de la
felicidad, entonces empiezas a habitar loes espacios de la paz.
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